-¡Que sople! –
Gritaba a la desesperada Kay mientras Baker tomaba
fotos a la pequeña Joy que se encontraba en su sillita con una enorme torta frente a ella y yo,
claro, muerta de risa por tremendas ocurrencias de mis amigos.
-¿Cómo se te ocurre pedir eso?-concluí- Ella aún tiene 7 meses Kay-dije con profunda
obviedad
Era el verano de 1968…
el calendario marcaba el día 8
del mes de Mayo lo que significaba un mes más de vida , no solo para mí, sino
también para mi pequeña hija, Joy
Danielle Best.
Pero, ¿Por qué tanto alboroto?
Bueno, desde que Joy
había cumplido un mes de nacida, Baker y Kay había hecho lo posible para
celebrar cada mes que aun siguiéramos con vida, era como un cumpleaños pero en
esta ocasión se hacía cada mes.
Realmente no era tan mala idea, pero seguro les advertí que
esto solo continuaría hasta su primer
año, de ahí, todo partiría tan normal como cualquier otro niño, común y
corriente, porque eso era mi hija, un niño mas que había venido al mundo,
o al menos eso es lo que yo quería
hacerle creerle.
¿Y John?
No lo sabía, en verdad no lo sabía. Y sinceramente no quería
saber nada de él ni de los medios que le rodeaban.
Debo confesar que con el único que mantenía más comunicación
era con Paul y eso a insistencia del mismo.
Y bueno, ahí
estábamos celebrando a Joy quien sonreía completamente frente a los globos y serpentinas que había en aquel lugar.
¿Exagerado? ¿No?
Tal vez todo aquello me hubiese parecido una riculidez meses atrás, pero por ahora, era mi única
fortaleza para seguir adelante.
¿Qué era lo que había pasado en estos últimos meses conmigo?
Nada especialmente importante, a menos que… el obtener mi
propio departamento, de nuevo, fuera una buena nueva.
Así es, en la
zona más concurrida, pero menos
conocida de Londres, estaba una construcción de edificios en renta y en el
cuarto piso se encontraba mi tan dichoso
hogar.
Con la paga de una vendedora de artículos de extrañezas, una
calle arriba, era lo único que podía pagar y con lo justo podía mantenerme.
Aun a pesar de las limitaciones, me sentía bien, feliz,
plena y con ánimos de que la vida me siguiera sorprendiendo, ahora no solo a mi, sino también a mi pequeña acompañante en esa nueva etapa de mi vida.
-¡Mierda! Olvide traer
el regalo.
-No tienes que darle todos los meses un regalo a
Joy.-le dije divertida a Kay
-Lo que sucede es que…
esta vez no es únicamente para
Joy- me sonrió Baker mientras se
lanzaban miradas cómplices entre ellos
dos
-¿Entonces?
-Ya lo veras... ven, vamos al auto mientras Kay cuida de
Joy… ¿te parece bien cariño?
-es realmente perfecto…-la chica mostro sus dientes a tal grado de que me asusto, todo
aquel asunto.
¿Qué más hacia?
Nada, nada y nada. Como resignación me quedo el ir tras de
aquel chico que desde la primera vez que lo vi y que nunca admití, me había
parecido bastante atractivo, bueno, tampoco sabía que a causa de él y de su esposa y de las
casualidades de la vida, terminaría en
enredos y desamores desde mi llegada a
la gran ciudad londinense.
-Cierra los ojos-Baker me exigió aquello de tal manera que,
hasta aprisiono sus manos contra mis ojos.
-¡basta! … No los abriré hasta que me lo indiques…
-Eres un pilla y sé que no lo harás, porque de eso me
aseguro yo.-escuche su risa para después sentir como posaba algo sobre mis
manos, algo rectangular y de liviano peso.
-¿Qué es? ¿Un paquete de condones?
-Y son de sabores-quito sus manos de mi rostro, causando que
por acto reflejo mirara justo en mis
manos aquel sobre rectangular en mis
manos.
-Pero… ¿Qué son?-no recibí respuesta, vaya que no, solo
sentí como tomaba de mi brazo y comenzaba a caminar a mi lado, cuesta abajo.
-Hace un par de semanas atrás hemos estado hablando con tu hermano, Rory….
-Y….
-entonces, este regalo no es solo mío y de Kay, de hecho
somos cómplices junto con tu hermano. Espero realmente te guste, ahora sí,
ábrelo.
¿Cuál era la manera de abrir algo de semejante curiosidad?
Tenía varias opciones:
1.
Romper y sacar
lo que aquella tenia a lo bruto. No creo que fuera lo mejor
2.
Mantener la tranquilidad y esperar llegar a casa
y utilizar aquel aparato que
era para aquel fin, abrir sobres.
3.
Pedir a Baker que lo hiciera.
Escogí la tres….
-Creo que estoy más nervioso que tu-el chico hizo una abertura
un tanto chueca, pero al ver lo que sacaba, aumento más mi necesidad de verlo.
-Dámelo, -se lo arrebate a penas lo saco- Esto… es…. Una
broma –mire a Baker quien sonreía ampliamente.
-Es para dentro de dos semanas. New York.
-¡Esto es de Puta madre! Es tan…. Gracias-me abalance a los
brazos de Baker quien solo me acogió en ellos sin decir nada más.
Durante el trayecto de regreso a casa todo iba normal. ¿De
verdad? No, la verdad no, porque siendo sinceros, mi cara de estúpida felicidad
era imposible no evidenciarla a cada paso que daba.
Pero…….
Siempre existía esa palabra tan de, hay una buena noticia,
pero llega una más que la jode y la primera se aminoraba con la segunda.
-¿Qué demonios es….eso?-pregunte confusa.
-Demasiada gente en tu edificio, ¿no?
- Lo sé, vamos…
Cuando estábamos a punto de echarnos a andar, pude
distinguir la silueta de Kay, quien venía en sentido contrario a nosotros.
¿La razón?
Pronto la sabría de la misma boca de la chica, quien por cierto,
traía en manos a mi Joy.
-Ethel… Es mejor que te vayas...
-¿Qué? ¿Por qué?
-Esas personas te están buscando- ella miro mi cara de
confusión- Están buscando a Sally Simpson…
-Estas diciendo que ellos….
-No sé cómo, pero saben que vives ahí, apenas pude salir sin
que se dieran cuenta y me interrogaran.
Creo que te han descubierto.
-¿A qué te refieres?
-Juro que escuche que uno de ellos preguntaba por tu
verdadero nombre, Ethel Best a uno de tus vecinos….
-¡Mierda! ¿Y ahora qué hago?
-Creo que lo mejor será que nos vayamos, creo que estan viendo hacia acá-Baker me tomo de la
mano a mí y a Kay quien me había
entregado a Joy, la cual estaba muy inquieta.
A veces, si no es que siempre, odiaba que los periodistas
parecieran unos pequeños espias que obtenían toda aquella información de quien
sabe dónde para destapar verdades desconocidas ante el ojo público y en aquel
momento fue mi caso, para mi desgracia.
-¡Hey tú! Espera un momento…
Ethel ¿Cierto?
Sin poder ocultar mi
sorpresa, gire a verle, un joven de cabello rizado recargado en la pared , el cual poseía un sonrisa de
oreja a oreja pero no solo era poseedor de aquella sonrisa, sino también de
una cámara que al instante, deduje de que se trataba todo aquello.
-No te detengas, vamos…-Kay comenzó a jalonearme ante mi
parada repentina.
-Solo quiero hablar contigo unos minutos, por favor….
- Se lo que quieres, y no lo obtendrás, tengo que irme.
-¿Realmente sabes lo que quiero? Si fueras lo
suficientemente lista, te quedarías a escucharme y así, terminarías con toda
aquella mierda-señalo a los periodistas que aún se esperaban en el edificio.
-Sera mejor que te vayas –dijo Baker a aquel joven.
-Esto es entre ella y yo… solo te pido unos minutos...
hablemos
-¿Y de que hablaríamos?
No hay nada de qué hablar, nada que no se haya dicho ya hace un año…
pensé que la prensa ya sabia todo acerca de mi “amorío” con John.
- No, estas muy equivocada. Yo no como lo ya vomitado-rio
con sarcasmo- En realidad quería hablar de una cosa nueva…
- ¿ha si? ¿Qué es?
-Pues... acerca de lo que piensas de la relación de John con
la artista contemporánea, Yoko Ono.
¿Han sentido los
llamados cubetasos de agua fría?
Pues, eso era justamente lo que ocurrió.
¿John en una relación?
Sabía que era posible, inclusive deducía que lo haría, pero aún
no estaba lista para digerirlo.
-Por tu cara puedo decir que no lo sabias…-insistió aquel chico
-Ethel vamos….-me dijo Baker ya desesperado y hasta molesto.
-Espera… sabes... como sea que te llames…-comencé a balbucear.
-Charlie…
-Me importa un pepino... la vida de John, me viene valiendo una mierda y más. ¿Contento?
Espero lo publiques en tu estúpido periódico en el que trabajas…
-Seguro lo hare-estaba a punto de marcharme, retomar mi
camino, pero su voz de nuevo se hizo oír- Pensé que por la hija que tienen en
común, tendrían un tipo de relación ¿Él no se hace cargo de la niña? ¿Verdad? Deberías
meter una demanda. Cariño, aprovecha tu
oportunidad de sacarle dinero a ese idiota…
Vaya que las
sorpresas me seguían atrapando
-¿Qué has dicho? Será mejor que te vayas o...
-¿O qué? ¿Me pegaras?-dijo burlón Charlie a Baker, que poco conocía lo que este chico podía hacer. Y en efecto Baker le propino un puñetazo que dejo al chico
tendido en el piso con su boca sangrando. Vaya que lo tenía merecido.
Solo gire a verlo con desprecio a la vez que me iba…
Sí que me serviría aquel viaje, ahora ya lo añoraba tanto
que solo contaría los días para partir
de Londres. Los aires Neoyorkinos me caerían como anillo al dedo.
Sí que sí.
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Contaba los días, las horas, los minutos, los segundos para saber con
certeza cuanto me faltaba para el día de mi partida.
Agradecía que tuviera un tipo de escapatoria. ¿Por qué esas
cosas me pasaban a mí?
No lo sabía, tal vez había nacido cagada en mierda y toda mi
vida continuaría así; cometiendo
errores, alejando a las personas que me querían y sobretodo, quedándome sola, bueno, solo me quedaban tres
personas en mi vida; Baker, Kay y mi hermano, Rory.
-¿Estas lista?-pregunto Kay quien tenía a Joy en brazos.
-Lo estoy, solo falta que llegue la hora para lanzarme al
aeropuerto.
-No me gusta que te vayas de esta manera, pero me alegro que
te vayas y te distraigas un rato, es lo mejor.
-Lo se…. Así que…. ¿Está saliendo con aquella mujer? Lo
supuse pero...
-Deja de pensar en ello, ahora no tiene importancia.
-Tiene razón. Resople, aunque más que eso, quería llorar y
vaya que lo haría.
La papelería estaba sobre la mesa de la señorita.
¿Qué señorita?
La que estaba atendiéndome para la salida, a poco menos de
una hora, del avión.
Todo estaba en orden, para mi fortuna.
Gire a mi espalda y pude ver a Baker y a Kay quienes me
miraban con algo de tristeza.
¿Por qué?
No lo sabía, o tal vez ellos sabían algo que yo no sabía.
Las despedidas me dejaban siempre con un sabor amargo, algo
que detestaba pero que en ese momento deseaba.
Además, esa solo era un hasta luego, no una despedida definitiva.
-Me saludos a Rory y cuidas mucho de Joy, Ethel.
-Lo hare Kay-le di un abrazo que me supo a gloria, El
destino nos había juntado y eso lo agradecía.
De una manera rara, pero excitante a la vez.
-Cariño, No olvides de tomarle su foto del mes…. ¿vale?-me grito Baker.
-No lo hare, y es más, te enviare unas. ¿Sabes?... odio tu
puto nombre pero amo tu alma.- Le abrace hasta que casi la azafata nos separó por el anuncio del despego del avión.
¿Cuantas horas toma el llegar de Londres a la gran manzana?
¿12? Tal vez más, como fuera que sea, esas horas infinitas,
para mi gusto, me ayudaron a pensar.
¿Acerca de qué?
De todo. Me encantaban esos momentos de reflexión, aunque a
veces la culpa de mis malas acciones, al final, me atormentaban.
Pero como todo tormento tenía un final, el mío lo tuve cuando volví a pisar el suelo americano, no tan diferente al de Londres, bueno, era
mucho más liberal y menos conservador, menos prejuicioso y de mente más abierta, justo lo que
necesitaba.
Además, ¿Quién me conocería?
Las noticias tardaban semanas o meses en llegar a través del gran mar que dividía
a estos dos países, y, eso lo agradecía.
-Vale que esta ha sido mi cagada más grande Rory
-No exageres Ethel…
-Es que ahí radica el problema, allá ni siquiera puedes
decirme Ethel o Best, porque saben de
quien estás hablando, ya saben que no existe la tal “Sally Simpson”. He jodido mi vida y el apellido.
-Por favor no continúes, ¿Desde cuándo te volviste tan
catastrófica?-soltó una risa al pasarme un taza de té verde, ahora estábamos en
su departamento, después de haber
llegado a su casa y claro, de haber tomado un descanso que era debido y
necesario.
-Desde el momento que me involucre con ese grupo, con esos
tipos.
-Tranquila Ethel, todo va bien, ¿no? Todo va mejorando-me
puso la mano
-Eso quiero….
Mis palabras se vieron sorprendidas.
¿Por qué?
Una chica en ropa interior vagaba por la habitación en donde Rory y yo estábamos.
¿Quién era?
Pronto lo averiguaría.
-¿Tienes café descafeinado?-pregunto la chica con total
naturalidad
-¿Cuál es el chiste de tomar café así?-pregunto mi hermano
mientras sonreía.
-Es mejor que pedir té con azúcar…. ¡¡Ohhh!!! lo lamento, soy una
desconsiderada, soy…
-Ella es Marianne...
-¡Oh! Mínimo me
hubieras avisado que tenías a tu novia aquí.
Porque son novios, ¿verdad?
-Si- se adelantó a decir Rory.
-Bueno, Ya Rory lo dijo… Oye
tú me eres conocida…
-¿Sera porque es mi hermana?-reí ante el pronunciado
acento de Rory, aquel que todo de
Liverpool tenia.
-No tonto ¡Ya!... Eras la novia de uno de los melenudos ¿no?-empalidecí apenas
dijo aquello.
-¿Tu como….?-mire a Rory con odio, con el más grande odio
que pudiera expresar.
-Oh descuida, no fue él quien me dijo... lo descubrí por que
hace unas semanas viaje a Londres-sonrió la chica, luego de ello se reposo en
las piernas de mi hermano- Soy bailarina o algo así-rio- tome unas clases haya
y bueno…. Un día allá y te enteras de muchas cosas.
-Pues prefiero evitar hablar de esas cosas-le dije
recalcando cada una de las palabras de mi oración.
-Lo comprendo…
-Lo bueno es que aquí no hay nada de eso, no los volverás a ver…-dijo Rory por ultimo.
Luego de esas palabras me vino a la mente algo ocurrido. ¿De qué hablo?
Bueno, algo que sucedió antes de ir al aeropuerto:…..
(Flashback)
Las maletas estaban listas, todo parecía haber tranquilizado y con eso me refería a la aglomeración
que había ocurrido en mi casa.
Ahora era tan vacío
como un desierto y eso me beneficiaba en gran manera.
¿Por qué?
Porque así saldría
sin que nadie se enterara, así lo
quería, así lo planeaba.
-Apúrale que es
tarde-Grite saliendo antes que Kay y Baker quienes se habían quedado un poco
atrás.
-Ya vamos, camina…
-Eso hago-reí y salí
de la casa definitivamente.
Kay y Baker me acompañarían al aeropuerto a decisión
de ellos, yo quería ir sola, pero ellos
insistieron tanto que no pude negarme. Solo que había un pequeño
problema, No eran los únicos que me despedirían. Ni en sueños.
-¡Hey Ethel! ¿Cómo estás?-
no pude evitar mostrar mi cara de
sorpresa ante aquel rostro de Paul, un radiante y afectuoso Paul.
-¿Tu?… ¿Qué haces
aquí?
-Pues… pensé que era
buena idea visitarles y veme aquí... ¿Pasa algo malo? ¿Vine en mal momento?
-En realidad….
-Por dios, Esto pesa
demasiado Ethel… ¡¿Paul?! Que sorpresa…-dijo Kay sorprendida.
-Lo mismo digo, y
¿Ahora donde irán? ¿Una segunda luna de
miel? –dijo el chico riendo.
-Bueno, no realmente…
lo que pasa es que...-estaba a punto de explicarle Kay, pero bueno, el problema
era mío y yo era quien tenía que hablar.
-Las maletas son mías
Paul. Yo soy la que me voy.
-¿Cómo? ¿A dónde?
-Pues he decido que es
lo mejor para mí, mas con lo que paso estos días, despejar mi mente me haría bien, además esas mala vibras que andan rondando por ahí podrían contagiarsele a Joy.
-No has contestado mi
otra pregunta.-dijo Paul seriamente.
-Porque no pienso
hacerlo, no te diré a donde voy.
-Pero... Al menos
dime cuando volverás.
-Tampoco lo sé, es un
viaje sin fecha de retorno- realmente estaba exagerando, pensaba quedarme a lo
mucho dos semanas con Rory.
-Estas bromeando
¿Cierto? No puedes hacerme esto
-¿Hacerte que Paul?
Solo quítate que ya se me hace tarde...
-No, no te dejare ir Ethel…
¿Qué no te das cuenta que te quiero? Mira que contigo ahora estoy perdiendo mi
dignidad...
-Yo no te la estoy
pidiendo.
-Por favor… no lo
hagas.-me suplico con la mirada más tierna, casi convenciéndome...
Me acerque y bese tenuemente
su mejilla antes de retomar mi camino, no había más opciones, tenía que irme y
rápido….
-Eso espero Marianne, eso espero. Pero pronto tendré que
regresar a casa...
-¿Piensas regresar?
Creo que te sentaría mejor que te quedaras aquí por un tiempo.
-Yo estoy de acuerdo con Rory.
-Pero no puedo, mi departamento, mi trabajo.
-Aquí podrás conseguirlo, vamos, quédate.
-Tengo que pensarlo…
Aquello dio por terminado aquella plática.
¿Qué me esperaría?
¿Qué era lo que haría?
Esperaba que los aires de New York me dieran la respuesta al
trascurrir los días.
Al parecer tendría una buena acogida, fuera que me quedara
aquí o a otra parte.
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Diciembre 23 de 1971. Memphis, Tennessee, E.E.U.U.
Eras vísperas de una
de las eras más consumistas de todo el año, en especial es este país.
¿Dónde quedaba este lejano al lugar llamado Memphis,
Tennessee?
Bueno, era un poco al sur de New York, aproximadamente más
de un día de viaje a carretera para
llegar aquella otra ciudad.
Por cierto, era lo que estaba haciendo justamente en el momento, había decidido
montarme en un autobús e ir a New York
de visita.
¿A quién visitaría?
Mi hermano Rory
y su esposa Louis, los cuales llevaban
dos años de casados, felizmente casados.
¿Qué había pasado
conmigo?
Bueno, les hare lo más breve todo lo ocurrido conmigo.
Después de vivir un mes con mi hermano (tras de que me
convenciera de que vivir en ese país era lo más sensato en el momento) decidí
que era la hora de abrir mis alas y
hacer mi propia vida, ahí, pero al final decidí irme a un lugar más tranquilo,
más hogareño y eso fue lo que me sonó
Memphis. Bueno, no fue mi primer destino, pero fue el destino quien me llevo
ahí.
Así que, desde el 68 había instalado mi vida ahí ¿De forma
permanente? Aun lo seguía haciendo.
Ya que, llego un año, dos, hasta la actualidad, donde Joy
ahora tenía 4 y miraba tranquilamente
por la ventanilla del autobús.
El camino era un tanto pesado, bueno, no tanto al tener que
estar escuchando música, lo que era una pasión y adicción para mí, como lo
había sido desde mi juventud cuando mi
madre tenía aquel lugar “ Cabash Coffe
Club”.
¿Qué canciones sonaban?
Bien, ahora que rememorizo, eran de Led Zeppelin, Rolling
Stones y Creedence, el cual era un grupo estadunidense que estaba
posicionándose en un muy buen lugar, y
otros más.
¿Qué era de mi vida en aquel lugar olvidado, para muchos?
Bueno, cuando llegue trabaje en una especia de cafetería,
pero ahora trabajaba en una galería de arte. Me encantaba mi trabajo y me
parecía excitante y lo era.
-¿Cuánto falta mami?-Joy me miro suplicante, con sueño y tal
vez con hambre.
-No lo sé, pero falta más que hace 10 minutos- acaricie su
cabello a la vez que ella renegaba- ¿Quieres una galleta?
-Si-grito antes de arrebatarme la susodicha y continuar
mirando atenta el paisaje que pasaba en sus ojos.
Al cabo de unas cuantas hora, habíamos llegado a nuestro destino y
comenzamos nuestra travesía en la gran
manzana. Claro, yo revisando el no
perderme en tan enorme ciudad, comparada con Memphis.
-Mamá, ¿Iremos al parque que me prometiste?
-Si cariño, pero antes… tenemos que reportarnos con tu tío.
-Mi tío Ro –grito Joy
antes soltarse de mi mano y correr a los
brazos de mi hermano quien estaba frente nuestro.
-Hasta que llegan, pensé que tardarían menos, Hubieras
tomado un avión.- Rory tenía en sus manos a Joy quien sonreía y abrazaba a mi
hermano. Para ella, él era como su padre.-
-Es mucho más emocionante
hacerlo por autobús.
-¡Tío! ¡Tío! Dile a mi mamá donde queda el parque aquel que
le dijiste que me llevarían.
-Espera un momento, solo lleguemos a casa y te prometo que…
-Pero….-Joy sabía cómo manipular a las personas y lo estaba
haciendo, con su cara de niña buena siendo que era una pilla, la más pilla de
Memphis.
-Yo te llevare, solo vamos a casa de tu tío y ya ¿Vale?
-Ok.
-Pues Bienvenidas,
Sally G… bienvenidas.-dijo Rory burlesco.
¿Cuál era la razón de que Rory me llamase así?
Bueno, no podía ser más Ethel Best, Ni tampoco Sally
Simpson, así que solo opte por cambiar el apellido ¿Quién sospecharía? Supongo que
nadie.
Volviendo al tema.
¿Podrán imaginarse la insistencia de una niña de 4 años ante
la emoción de ir a un parque?
Yo no cabía de la impresión pero ahí estaba yo, caminando en el Central Park, el hermoso y
gran parque de la ciudad de New York.
Rory y su esposa caminaban un tanto separados de nosotras,
inclusive hubo un momento en que desaparecimos de la vista de ellos, pero no me
preocupe, bueno, no en ese momento.
¿Entonces?
Cuando vi como Joy había
desaparecido de mi vista y ahora, habiéndose perdido entre la multitud.
¿Cómo estaba?
En ese momento sentía como el corazón salía de mí por mi garganta.
¿Quién iba a decir que en eso me iba a convertir?
En una madre preocupona y a veces, sobreprotectora.
-¡Maldita sea! ¡¿Dónde estás Joy?!-casi comenzaba a
desesperarme cuando a lo lejos pude verla, si, la vi parada ahí, pero no estaba
sola…
-Es muy lindo ¿Cómo se llama?-Distinguí la voz de mi hija
ante aquella persona extraña.
-No lo sé, es un amiguito que acabo de conocer… Pero dime, ¿tú
que haces sola aquí? ¿Dónde está tu mama?
-Pues…-Me acerque enfurecida, que va, eso era poco.
-¿Dónde demonios te metiste? ¿Qué te he dicho de escaparte y de hablar con extraños?-la tome
del brazo y no solo eso, también gritándole
causando que, esta comenzara a
poner su cara más triste.
-Solo quería ver el gatito, mamá-dijo Joy. Como un balde de
agua fría me cayó encima el hecho de recordar que alguien más estaba frente a
mí.
-No importa si es un gato, un pony o un maldito unicornio
volador, siempre tienes que estar cercas de mí. Lamento que mi hi…
Creo que de cierta
manera, no estaba preparada para algo de lo cual estaba pasando en ese momento.
¿Qué estaba pasando?
Bueno, hablando de la música, una canción que había estado
sonando mucho en ese año era una conocida por el nombre de “Imagine”.
¿Y eso que? Podrán preguntarse.
Pues ¿Adivinen quién era el autor de esa canción?
Si saben de historia y de música, sabrán que era de un ex
miembro de los Beatles. El más indeseado a mi ver.
John Lennon.
-No hay…
Me miro y creo que a pesar de los años, del cambio de mi
peso (era ahora más delgada), de mi color de cabello y todo aquello que
hallaran diferente, él, si, logro distinguirme tal como lo había hecho yo
segundos atrás.
¿Por qué llegue a esa conclusión?
Por la forma tan extraña en que ahora me miraba, ya no solo
a mí, sino también a Joy, la cual evidenciaba el parecido increíble a John.
¿En que se parecían?
En el color de la piel, de los ojos y de algunas malditas manías
que ambos poseían.
-¿Eres, Tú?-pregunto John.
-Es hora de irnos, gracias por todo. Por cuidar a mi hija…
Tome del brazo de a Joy quien parecía renuente a irse, era
como si quisiera permanecer con él, tal vez era una clase de “la sangre llama”.
Como fuera que fuese, no me importo y obligue a Joy a
caminar, más correr que caminar en
realidad.
-Espera…
Estaba segura que comenzaría a seguirme, pero gracias a que
escuche la voz de una mujer llamándolo fue que evito que el actuara de esa
manera.
Camine lo suficiente, como para perderme entre la
gente. Al estar lejos de mi peligro, gire
mi vista hacia él, donde, John parecía seguir buscándonos con la vista
(afortunadamente era miope a morir) acompañado de la japonesa aquella con la
que mantenía una relación.
¿Y ahora qué pasaría?
Todo era un misterio y un laberinto que parecía llevarme a
un mismo lugar.
¿Para qué?
Tal vez para atormentarme.
Debía ser esa la razón, estaba segura.
-----------------------------------------------
-Él Me vio, juro
que John me vio y…- comencé a sollozar a
la vista de Rory y de Baker, Kay, quienes habían viajado desde
Ámsterdam, donde ahora ellos Vivian.
-Tranquila, el
probablemente ni te reconoció-dijo Kay quien tomaba mis hombros.
-Claro que lo hizo, me
dijo, “eres tú”.
-Aun así, él no sabe
dónde vives, tú ni eres de aquí, tranquila-dijo Baker quien me extendía una taza de té para
tranquilizarme.- ¿Por cierto por que la G? ¿Qué significa Sally, “G”?
-Cierto-grite algo más
tranquila- Yo vivo en Tennessee. Nunca me encontraría. Y… Bueno, no lo se, solo
se me ocurrió poner un g, ahí - dije algo poco convencida y destanteada por aquella ultima pregunta.
- Como sea, ¿Y dices
que él vio a Joy?-pregunto Rory, desorientándonos a todos.
-Si ¿Por qué?
-Bueno es que, sería
bueno que…
-Ni siquiera lo
digas…- amenace a mi hermano más pequeño.
-Solo estoy
diciéndolo. Tal vez él ahora esté listo para conocerla y reconocerla también.
-Eso no me importa…
-Pero ¿Qué hay de Joy?
Algún día preguntara por su padre y ¿Qué le dirás?-pregunto Rory.
- Que murió, porque
eso fue lo que paso, desde que supe que estaba embarazada y no recibí su apoyo,
el murió para mí y para ella.
De eso estaba más que
convencida.
Esperaba que todo
aquel mal momento se fuera y no volviera
a ocurrir.
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Había pasado noche
buena, navidad, año viejo y nos encontrábamos en el nuevo año de 1972.
Eso solo indicaba
que mis días de descanso había llegado a su final y era bueno, ya que el temor
seguía radicando en mí.
Aquel era mi último día y estaba preparándome para ello.
¿Qué había sido de
mis amigos Kay y Baker?
Ellos había partido apenas unos días atrás a su casa, como
ya dije, en Ámsterdam. Según me habían dicho meses atrás, estaban arreglando
papeles para la adopción de un niño, yo estaba feliz por ello, ya que al
parecer, les había llegado la respuesta de su autorización.
Yo por mi parte, ahora, estaba tomando un descanso que se vio
ligeramente interrumpido por el sonido del timbre, que por cierto era
insistente.
-¡Mama! Llaman a la puerta-grito Joy quien veía televisión
en la sala.
-Seguro es tu Tío Rory…
-Iré a abrirles-grito antes de que pudiera negarme.
-Nunca entenderás niña-dije riendo antes de que
la sonrisa se borrara de mi cara al ver que ella no regresaba de nuevo,
al contrario, parecía estar platicando con alguien.- ¿Quién es? Joy, aléjate
de la….
-¡Hola!, No pienso hacerle nada-John sonrió antes de ver a
Joy quien sostenía un osito de peluche, muy entusiasmada, por cierto.-El otro día
te fuiste sin esperarme.
-Esto tiene que ser una broma… seguro estoy teniendo una
pesadilla-dije antes de propinarme unos golpes contra la pared-¡Joder! Joy,
cariño, dame eso-le arrebate el osito de peluche- Vete al cuarto, por favor.
-Pero es mío….-reclamo mi
niña.
-He dicho que te vayas…
La dirigí hasta el pasillo que la conducía hasta la
habitación donde nos hospedamos donde solo alcance a escuchar como ella
lloraba.
¿Había sido demasiado cruel?
Para mí era más que necesario actuar así, mis impulsos me había orillado a
ello.
-¿Qué pretendes? Y
¿Cómo es que llegaste aquí?-dije molesta.
-Aun sigues siendo tan linda cuando te molestas Ethel…
-¡Responde!
-tengo mis maneras…-al ver mi cara no muy contenta accedió a
darme más información- Me encontré con Rory el otro día ¿contenta?
-Ese cabron, me las pagara apenas…
-¡tranquila! Lo seguí hasta aquí, él no me dijo nada.
-¿Entonces? ¿Qué haces aquí? No creo que tengas algo que
hacer aquí, John.
-Yo creo que sí. He estado pensado todos estos años respecto
a… mi hijo, hija mejor dicho. ¡Mierda! No puedo negar que es mia ¿Cierto?-rio
con sorna antes de tocar su barbilla.
-Pues no lo es, ella es mía y solamente mía
¿Entiendes?-golpee con mi dedo índice su pecho, pero al poco tiempo me tomo la mano evitando que lo volviera a tocar.
-Lo veo tan imposible, Yo fui quien…
-Sabes que… solo vete, no sé qué es lo que quieras, si te
entro arrepentimiento o lo que sea, solo déjanos tranquilas.
-pero quiero acercarme a ella- vi su cara seria y que
denotaba que hablaba en serio.- Siento
lo mucho que paso en su tiempo pero.
-Por favor John, no seas ridículo. ¿Pretendes llegar después
de 4 años a una vida donde tú no existes para ella? Ni de coño, lárgate.- su semblante cambio
radicalmente, de uno sereno y tranquilo, hasta tímido a uno ferozmente mordaz, lo típico de él.
-Como quieras será. ¿Lo quieres a las malas? Exigiré una orden
ante un juez o que mierda se yo.
-¿Estas bromeando verdad?
-No lo estoy haciendo, de verdad quiero hacerlo, necesito
hacerlo.
-Pues yo no quiero…
-Entonces…. Ya te he dicho lo que hare.
-ella y yo nos iremos lejos. Muy lejos.
-Las encontrare. De eso no lo dudes cariño-dijo con evidente
sarcasmo- Hace tiempo me
encontré con Alfred…. Y recordé lo mucho que odie lo que él me hizo, no
quiero ser igual a él.
-Yo… aun así, yo no vivo aquí John, ella y yo nos iremos a...
-A donde quieran que vaya, yo puedo ir a visitarlas, solo
déjame hacerlo ¿Puedes?
¿Qué harían si estuvieran en mi situación?
Yo no sabía que contestar, estaba hecha un mar de
confusiones. Por una parte existían los rencores que aún seguían floreciendo
dentro de mí y por el contrario, mi hija merecía conocerlo.
-Tendrás que ganártela John. ¿Lo sabes verdad?
-Por eso le compre un osito de peluche-dijo mientras
mostraba aquel juguete.
-Ella prefiere los carritos-dije mientras veia al chico, ahora, hombre sonreír.
-Entonces lo hare.
-Pues, dale entonces eso de nuevo, aun ha de estar molesta en su cuarto, tiene un carácter de los mil demonios.
-Creo que eso es tuyo-dijo John mientras sonreía.
-¿Y tu esposa? ¿No se
va a molestar?
-Ella no tiene por qué meterse en esto, además ya lo sabe, esta abajo esperándome.
-¡oh!.-solo atine a decir.
-Me darás tu dirección o...
-Claro, mejor dicho.
Te la dejare con Rory aquí y tu otro día se la pides. Ahora no puedo digerir
esto, no aun.
-Está bien, entonces te esperare…. Gracias-se acercó a mí y
beso mi mejilla.
Aquel sentimiento no había podido enterrarlo aun completamente.
¿A que me refería?
Que a pesar de los años pasados, seguía amando a John, tal y
como lo hice desde hace mucho y, que
talvez, lo seguiría haciendo por el
resto de mi vida.
Eso solo el tiempo lo diría.
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Abril de 1974.
¿Qué podría anuncia un
día de esos como algo nuevo y sorprendente?
Lo que estaba a punto
de ocurrir.
Pues, en ese momento preciso estaba yo preparando la comida.
¿Por qué?
Mi hija acababa
de llegar de la escuela y tenía bastante hambre, yo la
miraba y no podía creerlo lo mucho que había crecido, no es que fuera muy alta
pero eran mi punto de comparación ha cuando tenía un año menos, seguro puro
sentimentalismo.
Estaba punto de
terminar de mezclar unas cosas cuando el
timbre sonó, Joy salió corriendo a atender.
-Ya voy, Pregunta
antes de abrir, cariño.
-Si mama-dijo con algo
de fastidio.- ¡Papa!...
Cuando escuche
eso no pude sentir como de mis manos resbalaba el tazón y se rompía en mil pedazos en el
piso.
¿Qué hacía aquí?
John solo la visitaba
cuando era navidad o simplemente se limitaba a llamarla y enviarle un regalo
por su cumpleaños.
-¿Estas bien
mama?-pregunto Joy
-Si cariño.
-Es papá…-dijo Joy
antes de que yo saliera de la cocina y le viera
recargado en la pared del pasillo, estaba un poco más
delgado y con el cabello largo, hecho un
desastre.
-John, que
sorpresa, me hubieras avisado que
vendrías y…
-Fue de improvisto… ¿Podrías
dejarme hablar con tu mami?-dijo John mientras besaba la mejilla a Joy.
-¡Odio cuando hacen
eso!-refunfuñando se fue subiendo las escaleras rumbo a la habitación.
-¿Cuándo llegaste?-sonreí
ocultando una sorpresiva felicidad que me había invadido, estúpido tiempo.
-Hoy, acabo de bajar
del autobús-dijo mientras se tiraba en el sofá.
-¿Y Yoko? ¿Has venido
con ella?
-No, solo estoy yo y
mi alma y estos pantaloncillos llenos de vomito-se señaló y en efecto, estaban
sucios a mas no poder.
-Qué asco ¿Quieres que
te…?
¿Qué podía esperar
del?
Solo vi cómo se los
quitaba y me los daba.
-Te lo agradecería
mucho. ¿Cómo han estado las cosas por acá? ¿Y tu novio? ¿Cómo se llamaba?
Patrick… horrible hombre por cierto.
-No tienes por qué
insultarlo y para tu información somos muy buenos amigos, nada más.
-¿Quieres decir que no
te lo has follado?-dijo riendo incrédulo.
-¡Lennon! Joy te puede
escuchar.
-Está bien…
-¿Y bien, que te trae
por aquí?
-Tome unas vacaciones
y, decidí venir a visitarlas ¿Tiene algo de malo?
-No, claro que no.
Peor como te conozco, no te creo.
-bueno, las cosas no
van bien con Yoko y…. necesitaba despejarme ¿Sería mucho pedir que me dejaras
quedarme unos días?
-¿Has venido solo por
eso?
-No, también quería
verte, y a Joy.
¿Qué malo podía pasar?
Éramos personas que el
tiempo había hecho que maduraran y eso era todo.
Además John estaba tan
necesito de ayuda que no pude negarme.
-Está bien. Estábamos
a punto de comer ¿Gustas?
-Con mucho gusto.
-Ponte un pantalón,
por favor.
Después de que la cena hubiese terminado, nos encontrábamos en la sala, Joy y John
viendo televisión y riendo como locos
ante un programa demasiado entretenido, al menos para ellos y bueno, yo por mi
parte estaba revisando unos pendientes de mi trabajo.
-¡Lo estaba
olvidando!...- John camino hacia una
pequeña mochila de donde saco un vinilo
rodeado de un moño rojo.
-Woow… ¡es un Lp!..
The Wings… es del tío Paul, mamá.- Joy sostenía
emocionada su regalo, aun a pesar de ser tan pequeña, el amor por la música lo
llevaba desde que la tenía en mi vientre.
-¿Tío Paul?-John se sorprendió-
Sí. Y Mira lo ha firmado.
-¡Joder!-grito
Joy- Mi tío era tan guapo… he visto unas
fotos de mama donde estaba con él y… mis amigas se morirán de envidia, ¿Puedo?
-Claro-conteste- Y
vaya que estaba para comérselo, y me lo comí-me solté riendo por mi ocurrencia-
¿Cuándo lo viste?
-Estuve con él hace
unos días en Santa Mónica, los Ángeles.-dijo serio.- estaba con su esposa.
-Mira nada más, yo que
lo deje por que le estorbaría con mi hija y él se casó con una mujer que… -reí.
-¿Qué dices?
-Nada olvídalo, solo
que hace mucho que no lo veo y….
¿Puede ver algo de
descontento en sus ojos?
Podría jurar que era
una clase de celos.
¿Pero por qué sentiría
celos John Lennon?
Era casi imposible, no
había razón lógica que diera base a ello.
Alucinaciones mías,
solamente eso.
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¿Cuánto tiempo tenia aquí?
No lo había contado, pero habían sido más que días.
Pero lo contrario a lo que pensarían, no me molestaba en
absoluto, al contrario, teníamos una relación bastante cordial, como de amigos.
Justo como la que estábamos teniendo en esos momentos. En
aquella mañana de Mayo del 1974.
¿Qué hacíamos?
Tomábamos el almuerzo junto, ese día era mi descanso y Joy había
tenido que ir a la escuela, que por
cierto pronto terminaría.
Mi Joy estaba tan contenta
de vernos a John y a mí, juntos,
odiaba que ella se hiciera malas ideas sobre su padre y sobre mí.
¿A qué me refiero?
A que pensara que pasaba otra cosa que no. Como que John y yo estuviéramos en una relación,
Cosa que nunca pasaría o ¿sí?
-Ya basta-le empuje al estar haciéndome reír, debido a una
noticia que leía imitando la voz de un
locutor que presentaba las noticias por radio.
- El cojonudo lo hace así ¿Me equivoco?
-No, pero ya me duele mi estómago, mejor cállate- Volvi a
reír, pero me detuve al ver su cara
seria, y no solo eso, sino también sus ojos puestos fijamente en mi-
¿Qué pasa?
-Había olvidado lo bien que la pasaba contigo
-Fueron buenos momentos-dije con algo de melancolía-
tuvieron sus altas y bajas
-Me arrepiento de las altas, porque las bajas las hacías muy
bien.-Le empuje por su doble intención con la palabra- Luces linda cuando ríes.
-Ya. No seas cabron.
-Eso me es inevitable
Me quede en silencio.
¿Incomodo?
No, más cómodo que
cualquier cosa, era como si no tuviéramos más que decirnos. No, hasta
que sentí su cara frente a la mía.
¿Cómo era posible ello?
Ni yo lo entendía.
¿Qué paso después de ello?
Pude ver cómo me observaba, me puse nerviosa y mordí mi
labio al mismo tiempo que le veía lanzarm una sonrisa.
-Necesito mi espacio John-dije levantándome.
-Entre menos haya, es mucho mejor.
-¿Qué estas queriendo decir?
-No es lo que quiera decir, querida Sally... ¿G?
-No sigas, sabes que tuve que cambiarlo por que no podía ser
Ethel Best, no podía ser Sally Simpson
así que...
Mis palabras se vieron interrumpidas.
¿Por qué?
Un beso que estaba recibiendo de John. Era tal y como lo
había hecho la primera vez en New York aquella noche después de la fiesta.
-¿Qué haces?-me aleje de él cuándo caí en cuenta de lo que
hacía.
-Te deseo tanto…
-No John, estas equivocado. No permitiré que vuelvas a jugar
conmigo, no mas.-dije seriamente
-En todos los años que pasaron, siempre pensé en ti, la
cague en grande… Te necesito por una puta… Míranos aquí, la manera en que nos
encontramos…Vaya que no creo en eso, pero fue más que simple coincidencia, veme
aquí.
-Pero y tu espo…
-¿Por qué siempre te preocupas por lo demás? Solo déjalo
fluir.
-No quiero cometer el mismo error que antes.
-¿Eso quiere decir que me quieres?
-Nunca he dejado de hacerlo.
-Entonces, solo déjamelo a mí.
¿Qué podía pedir?
Nada. Sentí como John
me besaba, y me conducía hasta mi habitación y ahí nos dispusimos a entregarnos
como hace más de 6 años que no lo hacíamos, con más deseo que la primera vez
que lo habíamos hecho. No podía dejar de disfrutarlo y el también.
Pero yo sentí algo, algo diferente, lo sentía más entregado
a mí, más necesitado de mí y eso fue lo
que me convenció.
Las dudas se disiparon y ahí estamos, haciendo el amor
mientras el alma se nos iba entre
recuerdos y sueños.
-Esta vez será diferente, cariño.-me dijo al oído.
-Te amo John.
-Yo también te amo….
Necesitaba confiar en él y lo haría.
Lo haría.
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Diciembre 8 de 1980………
El día trascurría con total
normalidad, normalidad abrumante a veces.
¿Por qué no cambiar la rutina?
La rutina no la cambiaría por nada, porque me gustaba, en
ese tiempo me gustaba, saber que al despertar tenia al lado a nada más y nada menos a la persona que era el amor de mi vida: John
Lennon.
Para mi desgracia, había sido causante de dos divorcios de
aquel hombre, o al menos así lo señalaba la prensa.
Inclusive hasta tenía
un apodo entre ellos.
¿Cuál era?
La eterna y querida amante.
Gracioso, ¿no lo creen? Al principio si me molesto un poco,
pero al final de cuentas me hacía saber que John estaba ahí conmigo.
Habíamos decidido mantenernos unidos pero sin un papel de
por medio. No quería que la maldición del matrimonio arruinara lo que ambos
teníamos, y así, los dos, teníamos la libertar de volar lejos si uno lo
deseaba, pero no lo habíamos hecho, no, a más de 6 años de relación en unión
libre.
-¿Estás ahí?-di un brindo, no por el agua fría que caía en
mis espalda, si no al ver a John
espiándome, como de costumbre.
-Obvio que estoy aquí.
Como siempre, a la misma hora.-reí- Ahora, vete y déjame duchar….
-El agua esta deliciosa… deberías ponerte hacer ejercicio,
tus glúteos…
-¡Lennon!-le reprendí causando que él se lanzara a besarme.
-Aun así, yo el amo- dijo cuándo dejo de besarme y coloco sus manos en ellos, causando que me
sonroja, aun no terminaba de acostumbrarme a sus arranques de ese tipo.
-Ya cállate… ¿Hoy iras al estudio?
-De hecho... quiero que me acompañes ¿Qué te parece?
-Tengo trabajo John. No puedo hacerlo.
-¿Piensas ir al estudio? Teneos una sesión de fotos
desnudos-dijo mientras bailoteaba bajo la regadera.
-Lo había olvidado.-golpee mi cabeza
-Pues yo no… después tengo una entrevista a la cual tú también iras y…
-Pero… tengo que ir
-Me importa una mierda… hoy estarás conmigo ¿Entiendes? …..Te
necesito-dijo más serio- ¿Qué dices? No eres tan indispensable como para que
lloren si faltas un día-le vi cómo me tanteaba, él tenía esa técnica para que
al final terminara yendo con él. Y le funcionaba.
-Bien. Al parecer hoy
va hacer un día especial.
Volvimos a sumirnos en un beso el cual fue interrumpido.
-¿Podrían dejar el baño por favor? Tengo que ir al colegio…
es tan asqueroso verlos hablar así…me avergüenzan-escuchamos un portazo de
parte de Joy quien estaba más que
enfadada. Suponía que era por su etapa
de pubertad, que apenas empezaba por sus 12 años.
Tras de despedir a Joy, como era costumbre y de que ella se
despidiera de John con un grande y largo brazo, que por cierto, me pareció muy
extraño.
Una sesión de fotos y
de ahí a la estación radiofónica, de vuelta en casa y de nuevo a partir,
continuando al estudio.
¿Cuál era el motivo?
John estaba de regreso al ámbito musical y lo estaba
haciendo con honores. Apenas había sacado su Último álbum Doble Fantasy y ahora
estaba haciendo más mezclas.
Justo cuando estamos para
subir al asesor nos encontramos con la Sra. Jones quien nos reprendía
con la mirada cada que nos veía.
¿Por qué aquel afán?
Nos odiaba por ser un desastre en tan distinguido edifico,
el Dakota tenía muy buena fama y a la vista de ella, nosotros lo arruinábamos.
-Buenos días-trate de ser amable y sarcástica a la vez, debo
admitir que me encantaba la cara de indignación de la Sra. Jones cada que yo
cruzaba palabra con ella.
-Buenos días-se limitó a contestar de la manera más cortante
posible.
Para nuestra fortuna, el asesor se abrió. Pero eso no el
final de nuestra fría y rígida conversación.
-Siempre es un gusto encontrarnos con usted Srita.
Jones-dijo John con un tono de burla que casi no podía resistirme a no reír-Tanto
que cada vez que la veo me la pone dura-John sonrió con evidente mofa antes de
cerrar la puerta del elevador.
-Es usted un descarado…
Ambos reímos a carcajadas, era esos momentos los que amaba,
aun a pesar de que el día fuera de lo más agotador y ajetreado, como lo era ese
8 de diciembre. Salimos y como siempre John recibía a unos cuantos fans que se
colocaban al frente del edificio con tal de recibir algo de parte de él y, a
veces por insistencia mía, él los atendía.
¿Qué paso después de la entrevista?
Pues ambos estuvimos de acuerdo en que lo mejor era volver a
casa, a descansar para el siguiente día.
Los planes no siempre eran como uno esperaba.
Definitivamente no lo eran. La vida estaba a punto de enseñarme más lecciones ¿Útiles?
No sé qué tan utilices eran, en su momento fueron inútiles.
-¿Qué tal si vamos a cenar?-Pregunto John mientras veía por
la ventanilla del auto.
-Es demasiado tarde ¿No lo crees?, además Joy está sola en casa y…
-Pasamos por ella y tenemos una cena familiar… hagámoslo.
-¿No estás cansado?
-Quiero cenar… para después cenarte-reí antes de asentir.
-Está bien.
-Para frente al Dakota.
-¿Cómo? ¿Por qué?... sabes que no me gusta pararme ahí,
menos de noche, el otro día asaltaron a...
-Tranquila, no pasara nada…
-Le diré al portero que llame al departamento… espérame aquí…
-Seguro.
¿Por qué siempre tenía la manía de hacerlo que él quería?
Odiaba siempre acceder a él, si tan solo me hubiera mostrado
renuente…
Baje del auto no sin antes ser detenida por el mismo John.
-Luces linda hoy, ¿te lo he dicho?
-Bueno… no exactamente, solo por la mañana dijiste que mis glúteos
estaban caídos.
-Era broma-rio- Solo que me siento viejo a tu lado.
-Son dos años de diferencia cariño, no te sientas mal-sonreí-
vuelve al carro.
-Lo que ordene...-hizo una reverencia casi absurda.
Camine hasta donde estaba el conserje, quien me saludo muy cortes mente.
Tenía una extraña sensación desde que salí del auto, tenía
un nudo en el estómago que me era imposible pensar con claridad.
¿Por qué?
Ni yo lo sabía.
-Perdomo… ¿Podría llamar a nuestro departamento? dígale a
Joy que soy yo-dije con obviedad-
Aquel hombre no dilato tanto, obtuve una respuesta rápida de
Joy, considerando que era demasiado lenta para contestar el intercomunicador.
-Hola…
Estaba a punto de contestarle, cuando el sonido de
detonaciones de un arma me dejo helada.
-¿Mama? ¿Eres tú?....
Hastings, quien era el conserje, había iniciado a caminar a fuera, para ver qué era lo que ocurría.
¿Qué era lo que me indicaba que todo iba mal?
Su grito de asombro.
Y el horroroso nombre que pronuncio.
-¡Dios Míos! ¡Señor Lennon!
Mis manos se entumecieron, deje caer el teléfono y no sé cómo
diablos llegue hasta donde John estaba, en aquellos tres escalones que se
encontraban al ir entrando al Dakota.
¿Era un sueño o mejor dicho una pesadilla?
No lo era, no lo era por que pude ver la sangre que rodeaba
a John.
-¡¡¡¡JOHN!!!!-Corrí hasta donde él estaba tumbado, junto al
Hastings quien lo auxiliaba -¡¡¡JOHN!!!-gire a ver a mi alrededor y pude
ver a un hombre que estaba a lo lejos con un
arma y un libro en manos -¡¿Qué putas hiciste?! –No obtuve respuesta-¡Me
estas oyendo grandísimo hijo de puta!
-Llamare una ambulancia
Sra. Lennon.
-Pues te estar tardando Hastings-le recrime al pobre hombre que lo único que había estado
haciendo era socorrer a John, a mi
John.-John… John ¿Me escuchas?... cariño…. ¿contéstame?
-Si...-dijo John de
manera pastosa-siento como si….
-Por favor no hables, ya no tarda en llegar una ambulancia...
En cuanto a ti… te vas a podrir –señale a aquel hombre.
-tengo frio-me dijo.
-¿Por qué tardan tanto? ¡Maldición!
-Te quiero… No… te amo, tú y Joy son lo que más amo-dijo
John.
-Por favor, cállate. Estarás bien.
-Quiero que me des un beso………. hazlo por favor.
-John…- comencé a llorar y obedeciendo sus peticiones
Llego un par de policías y después otro, estos últimos fueron los cuales nos ayudaron a cargar a John para
llevarlo al hospital más cercano, Roosevelt. Yo me subí junto a ellos y me dedique solo a tomar de la mano de John, mientras ellos trataban de
mantener a John despierto con preguntas que me parecían estúpidas e innecesarias
-Sally…. ¿Estás ahí?-dijo ya evidentemente cansado.
-Aquí estoy, a tu lado cariño-dije mientras acariciaba su
mano.
-Sally, mi Sally….
Bese su mano, rezando
que todo esto mejorara y que fuera parte de la más macabra broma posible que la
vida me jugaba.
Eso era lo que debía ser.
Eso debió ser.
La sala de emergencias en el hospital Roosevelt, eran las
11:15 cuando vi al doctor salir con un semblante que me auguraba no muy buenas noticias.
-¿Es usted la Sra. Lennon?
-¿Qué ha pasado? ¿Dígame como está el?
-Señora…. Lo lamento. Hicimos lo que pudimos pero el perdió mucha
sangre. Realmente no sé cómo pudo sobrevivir tanto tiempo.
-¿Qué está tratando de decirme?
Él ha fallecido.
-No… No… ¿Dónde está John?
Quiero verlo.
-Señora tranquilice...
-Déjeme verlo, él quiere verme y…-comencé a llorar
desesperadamente hasta que me derrumbe-
Vamos a ir a cenar… Joy nos está esperando, déjenlo salir-dije entre sollozos.
-Es mejor que llamen a algún familiar-escuche que decía al
doctor a alguien, la verdad no me fije a quien le decía.
-Sí, Señora acompáñeme...
-¡Quiero ver a John! ¿Qué no me escuchan?
-Por el momento eso no se podrá y… no es recomendable.
-Me importa una mierda yo… ¿Qué haces? No me toques, he dicho que….
La chica, con la ayuda de otras personas me inyecto un
tranquilizante.
¿Cómo sobreviviría a esa noticia?
¿Por qué en un abrir y cerrar de ojos la vida se te iba de
las manos?
¿Cuántas cosas nos faltaron por vivir y decir?
La vida me había sido arrebata y no sabía que iba hacer con
ello.
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Aun después de haber pasado hace un año, estábamos ahí Joy y
yo, justo en el Central Park, donde pasábamos momentos juntas, tratando de
recordar a quien formo parte importante
de nuestras vidas, ella perdió a un padre, pero yo perdí a un amigo, cómplice,
mi novio y a mi esposo, todo eso en una
persona
-Le extraño mami, mucho-Joy se abalanzo a mis brazos y se hundió
en un profundo abrazo.
-Lo sé, pero él aún sigue aquí, con nosotras.-dije tratando
de aliviar un tanto su pena, al mismo
tiempo la mía.
-Seguro…
-¿Qué no ibas a verte con Samantha? Tu amiga aquella que se
viste como chico-dije riendo.
-Sí, lo había olvidado-se levantó apresuradamente mientras limpiaba su cara-
¿Vienes conmigo?
-No cariño, aquí me quedare un rato más. Anda, vete o se te hará
tarde.
-Vale, regresare temprano. Te quiero mama- Joy beso mi
mejilla y salió corriendo, justo ahí vi a la Samantha quien al ver a Joy sonrió y juntas partieron, desapareciendo
de mi vista.
Estando ya sola, recordé aquel hombre, al que le entregue mi
amor y, realmente estaba segura, no volvería amar más de lo que lo ame a él.
Era Ethel Best para
los chicos de Liverpool, mi
familia y amigos de infancia; era Sally G para los Neoyorkinos, mis vecinos en
Tennessee.
Pero siempre, siempre seria
recordada por él como Sally.
Sally Simpson.
...............................................
Ta tannnnnnnnnnnn FIN
Fue mi ultimo estira y afloja, fue un trabajo de tres dias XDD y lo mejor que pude hacer ( mi otra alternativa era dejarla sin final) Peor por insistencia de varias seguidoras , aqui tienen esto.
Espero les guste, sino, se aceptan quejas y aventadas de madre aqui abajo :3. Cuidense mucho, fue grandioso compartir este tiempo con ustedes, de verdad fue un placer maravilloso.
Este es mi tercer y ultimo fic, ya estoy vieja para esto, creo que me voy con la frente en alto, no creo que haya sido buena escribiendo pero tampoco se trataba de eso, si no de disfrutar de ello y por supuesto, el placer que me daba leer sus comentarios cada que ustedes me hacian el honor de comentarme su opinion o lo que fuera que pusieran en aquel apartado.
Gracias, mil gracias. son dos año de haber estado en blogger y con este me despido definitivamente.
De nuevo reitero que fue un gusto y un deleite excito.
Saludos especiales a Ximena, Nathalie y A mi linda Rita XDD, saludos , cuidense un monton.
Saludos :3
Aqui les dejo la cancion en la que me inspire para este capitulo.
p.s. Amo esta puta cancion :c